Vuelta por el monte de El Pardo

18-5-2014

El monte de El Pardo, siempre ligado a la Monarquía y a los dirigentes del gobierno, es una de las más importantes reservas naturales históricas de nuestro país. Consta de unas 16.000 Ha. de terreno y, unido al monte de Viñuelas, suma algo más de un cuarto de la superficie del término municipal de Madrid Centro. En el apartado natural, se trata de un lugar de gran riqueza, tanto de flora, como de fauna, además de estar integrado en el Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares, lo cual le brinda la máxima protección legal y estar declarado Zona Especial de Protección para Aves (ZEPA) desde la década de los 80. 

Cómo llegar al punto de inicio

Índice IBP: 30-MTB

Este paraíso natural, el ejemplo de bosque mediterráneo mejor conservado de Europa, tiene una pequeña parte de superficie de libre acceso, que constituye el área de menor valor ecológico. Por esta zona, existen un muchos caminos y senderos que surcan sus lomas y pequeños barrancos, gran parte de ellos ciclables, que conforman una red de diversión para ciclistas de montaña. Desde senderos llenos de curvas, de trazado más o menos llano y rápido, hasta subidas "de reto" o rápidos descensos, pasando por zonas de badenes y resaltos pronunciados, que te hacen volar o sentirte como en un bikepark. Aún siendo una superficie relativamente pequeña, en El Pardo disponemos de caminos suficientes como para no aburrirnos, y tratar de conocerlos todos, con su laberíntica estructura supone ya de por sí un gran reto.

Nosotros, por nuestra parte, iniciamos nuestra exploración por esta zona con una ruta algo conservadora, para poner a prueba las aptitudes de nuestro tándem con estos senderos tan "cardíacos". 

Comenzamos nuestra marcha en el colindante Barrio de Montecarmelo, bajando por el anillo verde hasta Cardenal Herrera Oria (precaución aquí con el tráfico), y haciendo una rápida bajada a la entrada de Somontes, donde ya podremos coger sendero. 

Empezamos con un recorrido de poco kilometraje por los senderos más cercanos al Manzanares que, aunque no salvan gran desnivel, nos ofrecen un preludio de los que este lugar nos depara, con algunas vaguadas rápidas, zonas de "bañeras" y algún que otro resalto, que nos hará sudar pensando que vamos a quedarnos clavados como un balancín. Circulamos en todo momento paralelos a la carretera de El Pardo (cortando otras que nos llevan a las instalaciones de tiro, la quinta y a Fuencarral), hasta que entra en la población, momento en que nos unimos a ella para atravesar el pequeño núcleo urbano.

Pasado el Palacio Real de El Pardo, y cruzando el Manzanares por el puente de los Capuchinos, nos adentramos en la parte más bonita del recorrido. Un pequeño sendero-paseo que recorre el margen derecho del río, y nos lleva hasta la presa del embalse de El Pardo. En este tramo, en días festivos, deberemos circular con precaución cediendo el paso a la gente que va paseando por allí. El pie de la presa es un fondo de saco donde tenemos que dar la vuelta porque nos hay salida, pero es un lugar apacible que merece la pena visitar.

Volvemos hasta el puente y, por el camino, a poca distancia de la presa, hay un vado en el río donde quizá sea posible el paso, aunque nosotros no lo intentamos porque se estaba desembalsando agua del pantano y llevaba bastante caudal. Cruzando por allí, se llega a la colonia Mingorrubio, atravesando una zona recreativa semiacondicionada, donde iremos nosotros también dando un pequeño rodeo. Desde este punto, nos adentramos en una zona de bosque de pino para iniciar la penúltima subida y un tramo de sendero estrecho e irregular con raíces. Los últimos metros de este sendero nos tocó empujar, aunque cierto es que conseguimos hacerlo montado casi entero. 

Seguimos pegados a la cerca que delimita la zona libre, en una subida más suave, seguida de un corto, pero rápido, descenso por camino. Conectamos con otro sendero de subida, que nos lleva hasta el mirador, donde podremos contemplar una buena parte de la gran superficie del Monte de El Pardo, divisando en el horizonte las poblaciones situadas al paso de la autovía A-6. 

Después del breve descanso en el alto, terminaremos el escaso kilómetro de sendero hasta toparnos con la carretera M-612, que recorreremos para volver al punto de inicio, saliendo del recinto de El Pardo por la llamada Portillera del Tambor. En el lateral de la carretera existe un pequeño sendero donde circular resguardado, aunque en cierto punto nos empujará al asfalto, por donde recorreremos el tramo final de nuevo hasta Montecarmelo. Por hoy damos fin a la exploración, aunque volveremos...

Circular de Peñalara

15-05-2014

El pico de Peñalara tiene 2.428 m. de altura y se corona como el pico más alto de la Comunidad de Madrid. Desde hace años, ha sido un lugar privilegiado para la práctica del montañismo en el Sistema Central, así como para la práctica de otros deportes de montaña. La declaración de esta zona como reserva protegida data de 1930, pero no es hasta la década de los 80 cuando se acomete un proyecto real de protección tanto de la zona de cumbres como de los circos y lagunas extendidas a los pies de este colosal macizo de granito, reconociendo la importancia de su gran valor ecológico y medioambiental.

Cómo llegar al punto de inicio

Índice IBP: 100-HKG

El comienzo de esta ruta lo hacemos en la cota de 1.800 metros, casi al pie del pico al que ascenderemos, en el Puerto de Cotos. Tenemos un aparcamiento en el mismo puerto, aunque si queremos coger sitio, es conveniente llegar temprano ya que este es un punto bastante concurrido al que accede tanto gente que viene con los pequeños a disfrutar de las praderas (en verano) o la nieve (en invierno), como senderistas, trail runners o deportistas de montaña, que vienen a entrenar ya sea travesía o escalada en hielo. 

En el mismo puerto disponemos de varios servicios: una cafetería, unos baños públicos y la Casa del Parque Los Cotos, centro de información del parque, de las cumbres, circo y lagunas de Peñalara, recientemente integrado en el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama.


Nuestro camino atraviesa estas instalaciones y, de inmediato, comienza un progresivo ascenso por pista pasando por el Mirador de La Gitana. En este lugar podemos encontrar un reloj de sol analemático y un apuntador, que nos indica mucha información acerca de las montañas de la Cuerda Larga, que podemos divisar casi al completo desde este espectacular observatorio. 

Vista desde el mirador de La Gitana

Continuamos el ascenso pasando junto al Cobertizo del Depósito. A partir de aquí, el camino empieza a ascender con un poco más de intensidad hasta Dos Hermanas, que son las lomas previas a la cima de Peñalara. A mitad de camino de la Hermana Menor, superada la zona de pinos, encontramos un rellano con un desvío para el camino que nos lleva al refugio Zabala, situado a los pies del pico a conquistar, que podemos divisar camuflado entre las piedras de la ladera.

Refugio Zabala

El ascenso nos da un pequeño respiro superada la Hermana Menor, donde podremos disfrutar de un pequeño respiro con unas vistas espectaculares.


Aunque la imagen del pico desde aquí aún parece lejana, lo cierto es que llevamos aproximadamente dos tercios del desnivel ya superados, y además el trecho final tiene una pendiente más llevadera. En el ascenso tenemos una subida inicial superando la Hermana Mayor, un pequeño rellano y un segundo empujón, algo más largo, que nos harán superar los 150 m. que nos separan de la cima.

Al fondo, la cima de Peñalara

En la cima

Alcanzar el punto culminante siempre causa una gran satisfacción, gratifica todo el esfuerzo invertido, y lo hace con unas espectaculares vistas de 360º de la sierra de Guadarrama hacia el Sur, y las llanuras de Castilla hacia el Norte, y nos brinda esta sensación de ser tan pequeños, insignificantes y frágiles que sólo la montaña nos puede dar. 

El siguiente trecho es el más intrincado y nos lleva hasta el Risco de los Pájaros. 

Risco de Los Pájaros

Podemos acometerlo de dos maneras: subiendo al Pico del Clavel, por el que tenemos que pasar caminando justo por la arista rocosa de la montaña, o rodeando este por los canchales situados en la ladera Norte. La primera opción es la más espectacular, pero también la más arriesgada, y no apta para personas con miedo a las alturas. Nosotros en esta ocasión, optamos por la ladera, no desprovista de mérito, ya que hay que recorrer un kilómetro por una ladera repleta de pedruscos de variadas formas y tamaños, desprendidos de la cima por la erosión, con cuidado de no tropezar o colarnos entre ellos.

IMPORTANTE RESALTAR: en invierno es extremadamente conveniente hacer este tramo y la bajada del risco con crampones y extremando la precaución. No salir de los caminos marcados en invierno puede salvarnos la vida, ya que en la zona de cimas, concretamente entre la Hermana Menor y la Mayor, y entre Peñalara y el Risco de los Pájaros, se forman cornisas de nieve, muy peligrosas por el riesgo de desprendimientos hacia la ladera Sur, casi vertical. Respeta los caminos y lleva siempre este equipo de seguridad (crampón y piolet). Aunque la ladera Norte no sufra desprendimientos, sí que tiene formación de placas de hielo que nos pueden mandar como un tobogán ladera abajo sin control. Llevar estos equipos, saber utilizarlos y respetar los caminos marcados, puede ahorrarnos salir en las noticias como tristemente cada año sale alguien en la zona. ¡¡No te confíes ni con buen tiempo!!

Tras llegar al Risco de los Pájaros, donde pudimos disfrutar de un bonito espectáculo de vuelos rasantes de vencejos, el camino se va haciendo cada vez más benévolo, de forma progresiva, hasta que nos devuelve a la cota de 2.170 m., en la laguna de Los Pájaros. 

Laguna de Los Pájaros

El resto del camino de vuelta se realiza por las praderas y lagunas al pie de los picos. Esta es una zona de alto valor ecológico, y ahora mismo está en un programa de protección de anfibios, así que deberemos estar muy atentos a las indicaciones y carteles y minimizar nuestro impacto en el entorno. 

El sendero es más bien suave y recorre la laguna de Los Pájaros, la zona de Cinco Lagunas y la Laguna Grande, salvando algún que otro desnivel, pero siempre tendiendo a perder cota.

Cuando llegamos al pie de la Laguna Grande y la Laguna Chica, cruzamos el Arroyo de la Laguna por un puente y de repente el camino se convierte en una suave senda que nos devuelve a los bosques de pinos. 

En esta zona también podemos disfrutar de la compañía de distintas aves revoloteando y cantando a nuestro alrededor por las copas cercanas. 


El sendero nos devolverá justamente a espaldas del depósito, poco más arriba del Mirador de La Gitana. Para finalizar, sólo tendremos que descender por la pista hasta el puerto y habremos disfrutado esta ruta de montaña.

Vuelta al embalse de Valmayor por los pueblos aledaños

02-05-2014

Repetimos una de nuestras primeras rutas, esta vez con la intención de realizarla íntegramente en terreno de montaña. Para ello, escogimos un track que alarga en algo más de 10 kilómetros la longitud del anteriormente realizado. Este recorrido nos llevará dando la vuelta al embalse, pasando por los pueblos que están situados por los alrededores, por los que realizaremos dos bucles nuevos con unos divertidos y trepidantes trazados.

Queremos dedicar esta entrada a nuestra amiga Pilar, que empezó la ruta con nosotros, pero no pudo terminarla debido a un percance, por lo que tuvimos que repetirla otro día sin poder compartir con ella la experiencia. 

Cómo llegar al punto de inicio

Índice IBP: 54-MTB

Como hicimos la anterior vez, iniciamos la marcha desde la población de Galapagar, aparcando en la calle de la Pedriza, que nos deja prácticamente a pie de pista. 

Arrancamos dirección a la Cañada Real Segoviana y, en esta ocasión, la cruzamos para poner dirección a Navalquejigo, donde recorreremos un pequeño trazado por las calles, y retomaremos camino entre las casas y las vías de tren, por un camino bastante amplio que bordea la zona poblada. En kilómetro y medio el camino comienza a girar a la izquierda, y se convierte de golpe en un precioso y divertido single track de esos que no te dejan un minuto para pensar.

Subidas, toboganes, giros "de reto", piedras, raíces y algún paso por agua... este tramo es divertidísimo, sobre todo para realizar en tándem, y pone a prueba toda la habilidad y pericia disponible en el equipo. ¡¡PERO CUIDADO!! al bordear las urbanizaciones, este sendero es frecuentado por personas, con niños y animales de compañía, así que la diversión tiene que tener un punto de responsabilidad, debemos ir muy atentos de no tener un accidente y de no asustar a la gente a nuestro paso con pasadas demasiado rápidas, y siempre saludando y dando las gracias cuando nos cedan el paso (cosa que siempre hacen).

El trazado de este sendero nos llevará, bordeando el Embalse de los Arroyos, hasta la presa, reincorporándonos al trazado original de nuestra anterior vez. Bordeamos el pantano por un agradable senderito, compartido con senderistas y pescadores, casi al pie del agua. A la altura de la M-505, que pasamos por debajo, cambiamos de camino para pasar a la pista que nos llevará a la parte más complicada de esta ruta.

En el kilómetro 15 nos damos de bruces con la orilla del embalse (cuidado con no amerizar, pues la pista acaba en bajada). 

En este punto giraremos por un sendero a la derecha, bordeando la orilla. En un principio el sendero aparece claro si elegimos una época más seca, teniendo espacio de sobra entre el agua y las tapias de las fincas que van rodeando (si anda un poco alto el embalse, quizá algún paso estrecho por las rocas colindantes, sin mucha dificultad). Pero ojo a las épocas lluviosas y de deshielo, sobre todo primavera, porque el embalse puede estar a plena capacidad manteniendo los senderos de esta parte anegados, obligándonos a pegarnos a la tapias y cercas de las fincas, donde el terreno es casi impracticable. 

Hasta aquí, vamos bien...

La única forma de pasar en estas épocas de gran embalsamiento es pegarse una buena pateada de unos 2 km. con el terreno practicable, pero medio enfangado (como nos sucedió esta vez), recorriendo las zonas de mayor vegetación que bordean las orillas (¡¡¡cuidado aquí con los ortigales!!!).

La cosa empieza a complicarse un poco...

...aquí un poco más...

...seguimos, ¿río o puente a distinto nivel?...

...y aquí también...

Da igual, hay que pasar entre las ortigas igualmente...

Tras la bonita (pero dura) caminata, retomamos camino ciclable y pasamos por las urbanizaciones de La Pizarrera y El Paraíso, como la otra vez, haciendo una parada a la entrada de Pino Alto para tomar un bocado y empezar el segundo bucle desconocido para nosotros. 

Se agradece ver el pantano así de lleno

Después de tanto "penar", por fin un sendero así

Pasada la urbanización, salimos por una pista que va directa al valle del Aulencia, y tras unos cientos de metros, giramos a la derecha para realizar un rápido descenso por los altos de montes que flanquean el río por su margen derecho. El camino esta más o menos en buen estado, con suave pendiente negativa que nos hace bajar bastante rápido. Las vistas son verdaderamente sobrecogedoras, aunque la velocidad no nos deje mucho tiempo para poder apreciar el paisaje (es por ello que hicimos un alto en mitad de la bajada, junto a una chumberas, para poder echar una foto fugaz).

Después de este emocionante tramo, llegamos al punto más bajo de la ruta, cruzando el río Aulencia por un vado sumido en una zona de espesa vegetación. Como todo lo que se baja se ha de subir de nuevo, es el momento de comenzar con "la subida" de esta ruta. Esta se extiende sobre los 8 km. siguientes, con los 3 km. iniciales un poco más duros y el resto mucho más suaves, alcanzada ya la zona alta del margen izquierdo del Aulencia. El final de esta subida acaba en Colmenarejo, pueblo que atravesaremos para retomar la pista que nos lleva de vuelta a Galapagar.

Esta ruta tiene su momento de mayor belleza justo en estas fechas primaverales, con todas las jaras y plantas silvestres en plena explosión floral y con abundante agua por todos los sitios a nuestro paso. Pero recordamos, el pantano en estas fechas suele estar alto, es importante tener esto en cuenta ya que la única parte complicada del trazado se puede hacer muy pesada, por lo que recomendamos comprobar el estado del embalse al planificar la ruta (aquí os dejamos un enlace para poder verlo). Lo más normal es que con un 85% estén todos los viales despejados de agua y se pueda realizar sin problemas. Aun así, es una ruta muy agradable y gratificante donde hay mucho para descubrir.

Info 4: mantenimiento de transmisión

La bicicleta es una máquina que requiere de unos ciertos cuidados para un correcto funcionamiento. El único mantenimiento habitual que requiere cualquier bicicleta es el engrase de la cadena de transmisión. Un correcto engrase puede alargar la vida no sólo de la cadena, sino también de todos los elementos por los que circula cuando hace su labor: piñones, platos y roldanas de cambio. Aunque hay mucha gente que ya conoce cómo trabaja una transmisión de bicicleta, vamos a explicar cómo funciona físicamente para entender qué debemos mirar para evaluar su estado y como actuar ante cada problema.

Ejemplo de regla de desgaste

Lo primero que debemos saber es que la transmisión de una bicicleta funciona traccionando (tirando de) una cadena para trasferir la fuerza desde nuestras piernas, a través de los platos, pasando por los piñones, hasta la rueda trasera. Por consiguiente, en contra de lo que piensa mucha gente, el desgaste de la cadena se traduce en el estiramiento de la misma, no en pérdida de grosor o rotura por el roce con los piñones. Aunque este desgaste es imperceptible a simple vista, conviene controlarlo periódicamente y sustituir la cadena cuando esté demasiado estirada. Existe una herramienta específica para tal fin, la regla de cadena, que no es más que una pletina con dos salientes calibrados especialmente para este fin, que se encajan en la cadena y nos indican de una manera visual la fatiga de la misma (este utensilio no cuesta más de 12€ y nos puede ahorrar un buen dinero en piezas). El kilometraje al que se suele desgastar la cadena varía mucho en función al peso de cada persona, fuerza, estado de mantenimiento de la transmisión, manera de cambiar, el terreno en el que se use la bici, etc. Puede ir desde unos 800 km. hasta los 3.000 km., aunque lo más habitual es que este se sitúe entre los 1.000 y los 1.500 km.

Medición de cadena

Cadena con desgaste excesivo

Con un estiramiento excesivo la cadena no asienta correctamente sobre los dientes de la transmisión

En caso de que no controlemos este estiramiento o decidamos alargar más de la cuenta la vida de la cadena, será esta misma la que degradará los dientes de toda la transmisión (al estar más separados los bulones de la cadena, el apoyo que hace ésta es contra los dientes de la transmisión y no entre ellos). Llegado este extremo, deberemos sustituir todos aquellos componentes que tengan un desgaste excesivo ya que, al montar una cadena nueva, al tener un estiramiento menor, no coincidirá con el degradado de los dientes y provocará saltos de la cadena al imprimir fuerza sobre la transmisión en marcha. La vida útil de una transmisión (cambiando la cadena en el momento óptimo) suele ser del orden de 3 a 5 cambios de cadena. Como veis, compensa cambiar la cadena en su momento, ya que de no ser así, la avería puede resultar mucho más costosa. Visto en cifras (ejemplo de transmisión 3x9):

-Precio cadena de 9v. aprox. 13€
-Precio de casette 9v aprox. 25€
-Precio de jgo. platos aprox. 40€
-Precio de jgo. roldanas aprox. 10€

A)  Supuesto de cambios de cadena en el momento ideal, p.ej. 1.000km.:

5 cambios de cadena x 1.000 km. = 5.000km.

5 cadenas x 13€ = 65€

casette 25€ + jgo. platos 40 + roldanas 10€ = 75€

Total cadenas 65€ + total transmisión 75€ = 140€ / 5.000 km.

B) Supuesto de roturas de cadena o sustitución a los 2.500 km. :

2 cambios de cadena y transmisión x 2.500 km. = 5.000 km.

2 cadenas x 13€ = 26€

2 transmisiones completas x 75€ = 150€

Total cambio de 2 transmisiones 176€ / 5.000 km.

Desgaste extremo de los dientes de un piñón

A todos estos cálculos hay que sumarles la mano de obra de cada operación, que depende de cada taller. Aunque esto es un cálculo rápido, es un ejemplo no muy lejano a la realidad, que puede variar un poco según el uso. Alargar la vida de la cadena siempre sale más caro que cambiar más cadenas en el momento adecuado.

En el caso de las transmisiones de tándem, la revisión periódica de este estiramiento cobra especial importancia, ya que al intervenir más elementos, la posible reparación puede ser más costosa. La cadena trasera, la de transmisión final, que es la que lleva la fuerza de las cuatro piernas a la rueda, es sobre la que hay que realizar más controles de desgaste, ya que dada la carga de trabajo que soporta el desgaste puede llegar bastante más rápido.

Medición de cadena nueva

El engrase de la cadena también tiene un papel muy importante de cara a la protección contra el desgaste de platos y piñones. De nada sirve que se controle rigurosamente la cadena para alargar el uso de estos componentes, si la cadena se encarga de desgastarlos rápidamente trabajando completamente seca, metal con metal. La cadena tiene que estar siempre con un mínimo engrase para que circule con fluidez en los cambios, no haga ruidos ni tenga un rozamiento excesivo. Lo más importante que debemos tener claro a la hora de engrasar es que la cadena es el único componente móvil de toda la transmisión, es decir, los piñones y platos son piezas rígidas sobre las que la cadena se apoya para funcionar, y para realizar este apoyo la cadena tiene que curvarse sobre sus bulones.

Cadena con falta de engrase

De este modo, vemos que la única pieza que requiere de un buen engrase es justa y únicamente la cadena. De nada sirve que embadurnemos "a brocha o manguera" todos los piñones, platos y roldanas de cambio, todo esto sólo facilitará que todos los componentes de la transmisión acumulen un exceso de polvo generando ruidos y rozamientos indeseados, nada más lejos de lo que andamos buscando. Lo primordial es que los casquillos de la cadena estén bien bañados, para articular suavemente. Ellos mismos se encargarán de engrasar todos los puntos de contacto que tengan con cada uno de los dientes por los que discurran. El sobrante que generemos en el engrase habrá que limpiarlo con un trapo. Cuanto más ligero sea el engrase que hagamos (siempre bañando bien), menos sobrante tendremos que limpiar y menos polvo acumulará la cadena. Es preferible hacer pequeños engrases con cierta frecuencia a hacer un engrase al año "con manguera". 

Piñones con engrase excesivo y suciedad acumulada

Cadena con engrase excesivo y suciedad acumulada

 











La frecuencia de los engrases viene dada por las condiciones con las que montamos, por ejemplo: en invierno, con lluvia o barro, los engrases deberán ser después de cada salida tras una buena limpieza (el barro es como lija líquida para todos los componentes), sin embargo, en verano podrán aguantar tres o cuatro salidas sin problemas. El tipo de grasa también influye en esta rutina: una grasa para seco (más fluida), se puede utilizar con lluvia, pero se lavará rápido y los engrases deberán ser muy intensivos, mientras que un lubricante para húmedo (más denso), aguanta más en invierno sobre la cadena, pero en verano nos ensuciará más la transmisión. Lo más recomendable es usar en cada tipo de clima lo adecuado, pero si no disponemos del producto, siempre podemos regular el engrase en función a lo que tengamos en la caja de herramientas.

Engrase de transmisión con productos inapropiados

Es muy importante que engrasemos siempre con lubricantes específicos para bicicleta cuya densidad está pensada para este tipo de máquinas (evitar engrasar con lubricantes de coche, moto, maquinaria industrial, máquinas de coser, grasas consistentes, etc...). Aparte de acumular más suciedad, pueden generar un mal funcionamiento de la bicicleta por motivos muy diversos. Existen también lubricantes de cera que aportan un buen funcionamiento muy destacable y gran limpieza, pero hay que tener en cuenta que para aplicarlas tenemos que retirar TODA la grasa que pueda tener la cadena, ya que si no el producto no tendrá buena adherencia sobre ésta. Aunque las condiciones más óptimas para usar cera suele ser verano (con agua se lava bastante rápido), ya hay algunas ceras específicas para invierno.

En conclusión: la cadena es un elemento de desgaste más (como los frenos o los neumáticos). El desgaste de ésta viene dado por su estiramiento y suele estar situado por lo general entre 1.000 y 1.500 km., dependiendo del ritmo de uso y el esfuerzo al que se someta. En un tándem es muy importante tener un control más frecuente de este factor, ya que la transmisión final (entre el pedalier trasero y la rueda) es la que soporta el empuje de las dos personas a la vez, con lo que la fatiga es más elevada. El no hacer los cambios de cadena siempre sale más caro que cambiar las cosas al día. Hacer un correcto engrase, ligero y frecuente (nunca excesivo y esporádico) y con lubricantes adecuados, alargará la vida de la transmisión, nos evitará molestos ruidos y nos hará disfrutar de un funcionamiento suave durante toda la vida de la transmisión.