jueves, 20 de septiembre de 2012

Vuelta al Soto de Viñuelas

22-07-2012


Las primeras referencias del castillo de Viñuelas datan del s. XIII, cuando la finca donde está situado pertenecía, tiempo ha, al señorío del Real de Manzanares, propiedad de la Casa de Mendoza. A lo largo de los siglos ha tenido muchos propietarios tales como reyes, nobles, bancos, familias distinguidas y, temporalmente, el caudillo Francisco Franco. Incluso en la Guerra Civil fue usado como cuartel para proteger obras de arte. Hoy en día, este encinar abarca una superficie de unas 3.000 hectáreas de monte valladas, en la que tienen cabida abundantes especies cinegéticas y una importante fauna avícola entre la que destaca el águila imperial, motivo por el cual se declararó Zona Especial de Protección para Aves (ZEPA).


 Índice IBP: 34-MTB, fiabilidad-B

La ruta que presentamos en esta ocasión es muy divertida por la rapidez con la que se rueda. Si unimos esto a lo irregular del terreno y a las constantes curvas, subidas y bajadas cortas y trepidantes que no te dejan descansar, tenemos como resultado grandes dosis de adrenalina mezclada con bellos paisajes de ambiente de dehesa.

Empezamos cerca de la población de Tres Cantos.
Blog Go Tandem - Tres Cantos
Tres Cantos
A las afueras encontramos el cementerio de La Paz, que tiene salida directa desde la M-607 (carretera de Colmenar), donde encontramos una muy buena zona de aparcamiento.

Iniciamos nuestra ruta cruzando la autopista, para recorrer aproximadamente un kilómetro por el famoso carril bici que flanquea esta carretera, dirigiéndose a Soto del Real, dirección Norte. Aquí nos separamos un poco del recinto del Soto, aunque lo tendremos siempre a la vista del otro lado de la carretera. 

En el siguiente puente peatonal cruzamos nuevamente de lado la carretera y, con mucha precaución, cruzamos la salida de ésta para ceñirnos nuevamente a la tapia misma, donde encontramos un single track que nos invita a aumentar la velocidad y divertirnos un rato con sus leves y rápidos seseos (a veces entre pequeños árboles y arbustos), y con sus badenes y resaltos, que te hacen estar en guardia y que la voz del piloto indicando al copiloto los obstáculos, se oiga como las indicaciones de un copiloto de rallies. 

Este camino nos lleva bordeando sucesivamente el Parque de los Alcornoques, parte del polígono industrial, el Parque Este y la urbanización Soto de Viñuelas, todos pertenecientes al núcleo de Tres Cantos. Cuando pasamos por esta urbanización, debemos estar atentos si queremos buscar uno de los tramos más divertidos, ya que al pasar la estación depuradora, cruzaremos un puente que vadea una pequeña hondonada con un par de tuberías grandes (el Canal Bajo). Justo al pasar el puente, el single track aparece de nuevo a la derecha con unas curvas con pequeños peraltes muy divertidos. Este corto tramo nos conduce, a través de una bajada muy rápida, hasta uno de los puntos bajos del trazado, donde se juntan el Arroyo del Bodonal y el de la Moraleja para adentrarse unidos en la tapia.

Nosotros continuamos iniciando el ascenso por una pista de tierra a través de los Llanos del Tejar, para continuar por un tramo tranquilo, solamente roto por algunos cortes en el terreno, en los que podemos elegir: bajada rápida seguido de subida pronunciada (tramos complicados en los que hay que seleccionar muy bien el desarrollo y coordinar fuerzas) o rodeo por la propia pista (opción más tranquila). Tras este tramo, encontramos un camino que se disgrega de la pista a la derecha con un firme de piedras grandes incrustadas en la tierra, que recuerda lejanamente a un calzada romana muy degradada. Esta rampa se afronta fácilmente por los laterales del camino, ya que con el tiempo ha sido ensanchado levemente para evitar este terreno tan desagradable.

Blog Go Tandem - Soto de Viñuelas
Imagen de un camino
AquÍ empieza la parte más perdida en la naturaleza. se trata de un corto tramo de camino (unos 4 Km.) en el que se recorren caminos de monte y en ciertos momentos surge algún pequeño desnivel que salvar (en ocasiones poniéndonos a prueba). Atravesamos bonitos paisajes de dehesa y el único signo de civilización que apreciamos son los propios caminos y el cercado que vamos siguiendo. Tras llegar a lo alto de una loma, subiendo por un sendero técnico (a la izquierda hay uno menos complicado), el camino junto con la valla tornan a la derecha y se hace llano. Nos encontramos en el PI del mapa llamado "Cerro". La intención que teníamos era coger el camino más directo al siguiente PI llamado "Puerta", que se separa del muro alrededor de un kilómetro, y además es llano y da un pequeño respiro después de la subida pronunciada previa (de hecho, es el tramo que recomendamos). En esta ruta nos equivocamos y fuimos a la derecha recoriendo fielmente el camino perimetral que, aunque perfectamente realizable, pasa por dos pequeñas vaguadas no muy técnicas en cuanto al firme, pero muy duras por las dos subidas que hay que afrontar para retornar a la planicie del camino que pretendíamos.

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Vista desde el cerro
En seguida nos encontramos con una puerta metálica que nos adentra en un pasillo  con un sendero estrecho que circula entre dos tapias: la derecha ya la conocemos y la izquierda corresponde al límite entre los términos de Colmenar Viejo y San Agustín de Guadalix, en el cerro de Valdelagua y Las Pueblas. En este tramo tendremos que llevar cuidado ya que el camino no es demasiado ancho y es frecuente cruzarse con ciclistas en dirección opuesta. Este corredor nos lleva directos a la urbanización de Ciudalcampo, donde tendremos que callejear un poco para volver a encontrarnos con el camino deseado en una barrera, donde tendremos que bajarnos para atravesarla. La barrera está situada en un lugar alto en el que, en días de competición, se pueden oír los motores de los coches o motos desde el cercano Circuito del Jarama.

Aquí ponemos rumbo Sur hasta alcanzar la urbanización de Fuente del Fresno. Este tramo es una pista acompañada de varios divertidos e intrincados single track que se acercan y alejan de esta varias veces durante el recorrido (precaución en esta zona, al parecer está prohibido circular fuera del camino principal). Después de un pequeño tramo de callejeo, siempre sin separarnos demasiado del muro, aparece una elección clara: a la derecha un sendero que nos lleva directos a un imponente descenso de unos 300 m., cuya primera parte pone a prueba la frialdad y dominio tanto del piloto como del copiloto, seguido de un segundo tramo rápido,  lleno de surcos y baches resultantes de la erosión de la lluvia; y de frente, seguir la carretera descendente, para evitar el mencionado tramo coincidiendo con el track justo al final, en el río. (Este tramo es sólo recomendable para quienes tengan bastante dominio y nivel en montaña, así como mucha experiencia y coordinación en tándem. El tramo no resulta complicado a simple vista pero requiere "manos" y sangre fría de ambas partes cuando se va en biplaza).

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Vista del Soto de Viñuelas
Al acabar la bajada, nos topamos de frente con el arroyo de Viñuelas. Lo seguimos cauce abajo, hasta encontrarnos con un puente, cruzamos y volvemos cauce arriba hasta la tapia de nuevo, donde iniciamos el ascenso para dirigirnos a la Dehesa Boyal. Esta sección de subida es el comienzo del tramo más rodador de la ruta. Recorremos un camino roto a la mitad por un enorme surco, provocado por la erosión, en el que tendremos que elegir escrupulosamente el lado para recorrerlo con más o menos facilidad. Cuando llegamos a la parte alta, el camino torna a la derecha y se une a una pista más o menos llana de buen firme, donde podremos disfrutar del paisaje que ambas dehesas nos ofrecen. El camino es amplio y ofrece siempre una opción divertida justo al lado para los que quieran curvas, subidas y bajadas.

Hay dos puntos marcados en el track como "Tapia" en los que encontraremos un par de puertas con pasos estrechos, para evitar el paso de ganado, donde tocará jugar al "tetris" con el tándem para pasar (nuestro "truco" lo veis en la foto).

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Solución al paso estrecho

Blog Go Tandem - Soto de Viñuelas
Paso estrecho














A mitad de camino entre el primer paso por la tapia y el final de la ruta, encontraremos otro pequeño valle correspondiente al Arroyo de Valdelamasilla. Un camino ancho rige esta zona y las opciones de single tracks se multiplican en ambos lados. En la siguiente subida, el ramo de opciones se vuelve a recoger. En el punto más bajo de este valle andaremos con ojo, porque en tamporada seca se forma un arenero que nos hará dar unos cuantos tumbos antes de la subida. El resto es rodar de nuevo hasta el cementerio.










viernes, 14 de septiembre de 2012

I Prueba MTB Bike Time - El Sotillo (Guadalajara)

Fecha:           8 de Julio de 2012
Hora:            10:00 Am
Lugar:           El Sotillo, Guadalajara
Evento:         4ª prueba puntuable del I Circuito Provincial MTB de Guadalajara
Distancia:     Tres recorridos, competitivo 48km, medio 38km, cicloturista 30km.

Una semana antes vi un cartel anunciando la carrera. Recordé entonces lo que me dijo Sara unos meses atrás con su alegre voz: "¡Ay! pues nunca he estado en ninguna carrera, ahora que tenemos tándem, y si sale alguna fácil donde nos dejen apuntarnos, podríamos ir para ver cómo es desde dentro y vivir la experiencia". Tardé unos 5 segundos en coger el teléfono y decírselo, mientras que miraba dónde estaba el pueblo en cuestión. Dicho y hecho, unas cuantas llamadas nos separaron de la inscripción y el miércoles antes de la carrera estábamos apuntados. 

En el circuito de Guadalajara las categorías son federadas y, como no existe categoría federada de tándem en competición, la inscripción hubo que formalizarla en la categoría de cicloturista, la cual no opta a podium ni premios ni entra en puntuaciones. Pero eso nos dio igual, lo importante era devolverme al desterrado mundo de las carreras de MTB y que Sara probara las sensaciones de la competición. El circuito parece fácil, aunque nos avisan de que hay un tramo que no podemos hacer en tándem. Se trata de una vuelta al embalse de La Tajera, circulando todo por pistas y caminos de servicio alrededor del borde del pantano, salvo el bucle final (sólo para la competitiva). Decidimos intentar hacer el circuito de 38 km., que es el más largo para tándem y probar a ver que ranking sacábamos.

Efectivamente, como ha comentado Dani, nunca he participado en una competición o en una carrera, y la verdad es que hasta ahora no me lo había planteado nunca, pero al oírle hablar de carreras en las que había participado él o algún amigo/conocido, y tener el tándem, sentí curiosidad por probarlo al menos una vez, principalmente para conocer la sensación de primera mano, en segundo lugar despejar la duda de si seríamos capaces de aguantar los dos por igual el ritmo de carrera, porque cuando salimos a hacer nuestras rutas vamos tranquilamente, sin prisa, y por último, descubrir si tengo espíritu competitivo en este sentido y si el tándem se presta a ello.

La semana pasó con nervios, llego el sábado y estábamos como locos preparando todo. El Sotillo está a unos 120 km. de Madrid y eso exige un buen madrugón. Suena el despertador, primer pistoletazo de salida, viaje y descargar la máquina. Nervios, tensión y la atención puesta en la salida. 

Los días anteriores a la carrera, e incluso el mismo día, no estaba nerviosa. Empecé a estarlo cuando llegamos al Sotillo, aparcamos y empezamos a sacar el tándem, porque vi al resto de los participantes ya preparados y algunos listos para la salida (llegamos pegados de hora a recoger el dorsal, unos minutos antes de dar la salida), además, no sabía como iba a ser el recorrido y tenía dudas de si íbamos a poder hacerlo todo montados en el tándem, o si tendríamos que bajarnos varias veces a lo largo del recorrido.

Llevamos más bici que los demás para lo bueno y para lo malo, en la salida, que vamos todos embotellados, puede surgir un enganchón y no sabemos cómo es nuestro ritmo respecto a los demás...al fin dan el aviso y el pelotón se pone en marcha, el hueco es bueno, conseguimos mantenernos  en mitad del grupo en la subida inicial, luego se hizo casi llano hasta llegar al pantano. En esta planicie encontramos nuestro terreno fuerte ya que la inercia que generan 170 kg. es difícil de frenar pero fácil de mantener, y con ello conseguimos ganar algunos puestos ante la mirada desconcertada de algunos participantes. Y llegó la bajada al borde del pantano, seguimos adelantando corredores (pocos esta vez, ya que el trazado no daba margen para más) y a la vuelta de un recodo nos encontramos de bruces con una subida corta pero infernal. Tras esto y otra bajada más rápida, comenzamos a bordear el pantano por un camino precioso. Más adelante y tras una curva cerrada, encaramos de nuevo una dura subida en la que íbamos tan despacio que vimos que íbamos igual de rápido andando pero con menos esfuerzo, y así fue como echamos pie a tierra y pateamos un poquito hasta que, en la siguiente curva, cambiamos a asfalto y de bajada atravesamos un puente que cruza una de las colas del pantano. Seguido estaba el avituallamiento y más adelante la primera bifurcación con un montón de gente animándonos como si fuera nuestra propia hinchada (como a todo el mundo, pero en el momento ¡cómo te llena de energía...!). Nos indicaron que cicloturistas por la derecha y, cegados como íbamos en el fragor de la batalla, continuamos carretera alante.

Imagen de la carrera tomada del Blog Garvía Bike
En este tramo empezó a reinar el desconcierto. En la primera parte nos íbamos encontrando con pequeños núcleos de gente que se fueron hasta lo más recóndito a ver o animar, pero al pasar el cruce empezamos a encontraros extrañamente solos. De vez en cuando nos encontrábamos alguna señal en forma de jirón de cinta colgado o algún trozo cortando un camino que podía ser dudoso. Entre tanto, encontramos una subida importante con un repecho de unos 150 metros, donde hicimos una pequeña inversión bajándonos de nuevo, ya que tenía mucha inclinación y ganábamos tiempo andando, para luego subirnos y terminarlo montados. Al final de esta subida nos tranquilizó la silueta de dos chicos en lo alto del camino, situados en un cruce entre una pista y la carretera por la que circulábamos. Esta misma carretera volvió más adelante al borde del pantano para seguir bordeándolo, dejándonos disfrutar de una vistas muy bonitas. En el tramo previo a la presa encontramos otro control con coche de la Guardia Civil, que nos terminó de tranquilizar. 

Al pasar por encima del muro de la presa, tras mirar el cuentakilómetros, empezamos a darnos cuenta de que el recorrido que nos indicaron era el más corto (30 km., nosotros íbamos a buscar el de 38 km.), bordeando el pantano y yendo directos por carretera de vuelta al pueblo. Desde aquí, el camino se tornó en una subida, no demasiado dura, pero continuada. Después de una cierta distancia corroborando el recorrido que íbamos haciendo, encontramos a lo lejos el último control con la bifurcación de los últimos diez kilómetros (los vetados para nosotros). En este punto la tensión se empezó a hacer patente y tras atravesar el control, en una zona solitaria, contemplamos la idea de una parada técnica rápida. En ese momento miramos atrás y vimos a un ciclista solitario...y por si acaso, decidimos no parar.
Alcanzamos a unas personas que nos indicaban por dónde debíamos girar para encarar el último descenso, el más trepidante de todos, con mucho pedrusco suelto, escalones de roca, alguna curva que otra un poco más cerrada de lo normal y rápido, muy rápido. Durante esta bajada no pensábamos en otra cosa que en esforzarnos por conservar el puesto. 

Acabamos la última bajada extasiados por la velocidad y casi sin darnos cuenta recorrimos la última subida que nos devolvía al pueblo y nos llevaba al flotador de meta. Una vez más el desconcierto nos invadió...ningún corredor...y la gente atareada ultimando los preparativos para las llegadas de los corredores. Preguntamos incluso si era allí la meta hasta que alguien exclamó con sorpresa: "¡Anda, si ya habéis llegado! pasad y tomad algo fresquito"... Fue increíble cuando nos dimos cuenta de que llegamos antes que el resto de corredores (¡ni siquiera tenían puesto el control para la entrega de dorsales!). Así es como supimos que éramos los ¡¡¡¡ganadores de la categoría cicloturista!!!!, aunque no hay que olvidar que en esta categoría recorrimos el trazado más corto y además, teóricamente, no es competitiva (nosotros quisimos creer que alguien se lo tomó en serio). Aún así, nos hizo una tremenda ilusión.

Lo más curioso fue que mis padres y mis tíos vinieron a vernos y a dar un paseo por el pueblo. Cuando estábamos a punto de llegar, la gente del pueblo les avisaron que fueran bajando, que estaban a punto de llegar los primeros. Su respuesta fue "No se preocupe, si nuestros chicos no creo que sean de los primeros..."(la respuesta más lógica para la mayoría de la gente cuando es la primera vez que se va en tándem a una carrera federada de MTB, de hecho, yo hubiera respondido lo mismo...). Imaginaos su sorpresa cuando, bajando la cuesta, nos encuentran allí parados reponiéndonos ya, mientras estaban llegando los realmente primeros de las categorías competitivas.

La verdad es que no me resultó demasiado dura la ruta (las salidas que hacemos nosotros son de este tipo, aunque yendo con más calma, claro...), quitando las cuestas donde nos tuvimos que bajar, y aguanté bien el ritmo durante toda la carrera. El paisaje es bonito, sobre todo el camino que bordea el pantano, aunque quizás un poco peligroso para ir con prisas, porque subía y bajaba continuamente, serpenteando en plenos desniveles por una ladera. Fue genial, aunque en alguna ocasión creíamos que nos salíamos a darnos un baño monte abajo dado el ritmo que llevábamos...

Sí es cierto que hubo momento de duda cuando empezamos a no ver a nadie ni delante ni detrás durante bastante tiempo. Nos parecía raro que fuéramos solos, ¿tan rápido íbamos? ¿nos habían adelantado todos? Pasaban los kilómetros, al principio mirábamos hacia atrás, y más adelante empezamos a mirar no sólo para atrás, si no en todas direcciones, para ver algo que nos indicara que íbamos por el camino correcto, hasta que, como ha dicho Dani, avistamos un coche de la Guardia Civil. También hubo tensión cuando íbamos a pararnos un momento casi acabando, fue divertido porque vimos un ciclista que se nos acercaba (que no sabíamos si era de la carrera o no), y pensamos que si no nos encontrábamos con nadie porque íbamos de los primeros, nos podía quitar el puesto en el último momento si nos relajábamos. Así que fuimos toda la bajada del final pendientes, además de los obstáculos,  de si venía o no el ciclista por detrás.

Del resto sólo puedo decir que la organización de la carrera fue ejemplar. Todo el pueblo se volcó en este día de fiesta y celebración, hicieron un  mega-avituallamiento al final con una gran barbacoa, fruta, refrescos, hamburguesas, etc. (más quisieran muchas carrera con más importancia tener un soporte así...). El calor de los vecinos fue de agradecer, y la eficiencia y amabilidad de los organizadores (que a nosotros en concreto nos tuvieron que asesorar mucho con lo del tándem) fue de gran ayuda y todo un detalle. A todo el mundo que participó en este evento sólo podemos decirle que: ¡muchas gracias!

En el podio
Por último, yo también quiero destacar, además del buen trabajo de los organizadores, que el pueblo se volcó mucho en la organización del evento (fue un detalle que tuvieran una persona indicando cómo y dónde aparcar a cada coche que llegaba, para que hubiera sitio para todos en el pueblo) y en la celebración de una barbacoa al final para todos los presentes. 

En resumen, valió la pena el madrugón, porque fue una experiencia única y que repetiré sin duda en alguna ocasión más.